lunes, 28 de enero de 2013

1.- EL "CROWDFUNDING" COMO FORMA DE FINANCIACIÓN

(Escrito en Español)

En estos tiempos en los que cada vez resulta más difícil financiarse, ha aparecido una nueva figura conocida como “crowdfunding”. Podríamos traducirlo como “mecenazgo”, así que no nos dejemos llevar por las apariencias porque la idea no es totalmente nueva.

En España, uno de los pioneros en crowdfunding fue el grupo de música Extremoduro. Para grabar su primer disco, pidieron una aportación de 1000 pesetas a amigos y gente habitual de sus conciertos. A cambio, cuando ellos lograsen recaudar el dinero necesario para entrar a grabar al estudio y finalizar su proyecto, les entregarían un disco en cuya contraportada aparecerían los nombres de cada uno de sus mecenas. Hablamos del año 1989, aproximadamente. Comentaba Roberto Iniesta, el vocalista del grupo, que cuando finalmente pudieron grabarlo y empezar a entregar las unidades a cada uno de sus mecenas muchos ni siquiera se acordaban de que habían realizado tal aportación. Simplemente te di el dinero para que dejases de molestarme con el tema de la grabación del disco, comentaba alguno de ellos.

En la actualidad, sobre todo estos últimos años, debido a la falta de financiación, muchos de los proyectos de músicos, escritores, etc., aunque también los de tipo solidario, se financian de este modo. Ellos acuden a una plataforma de Internet y exponen su proyecto tratando de conseguir que el público se interese por él y lo apoye. En Estados Unidos, la plataforma de referencia es www.kickstarter.com. En España, también existen plataformas, como www.lanzanos.com o www.verkami.com. La idea es que la persona o grupo de personas que necesite financiación lo exponga en esta plataforma, explicando qué es lo que quiere hacer y cuánto dinero necesitaría para hacerlo. Se inicia así un plazo para que los mecenas hagan sus aportaciones vía Internet a cambio de “recompensas”. La plataforma se llevaría una comisión como cobro a los servicios prestados y la persona o grupo conservaría su propiedad sobre el producto final.

Para explicar a qué nos referimos con lo de “recompensas”, tomaremos un ejemplo. Imaginémonos un grupo de música que quiere lanzar al mercado un disco. Se daría de alta en la plataforma y podría establecer estas “recompensas”: 5 EUROS darían derecho a realizar una descarga digital del mismo; con una aportación de 10 EUROS, recibiríamos el disco físico y tendríamos derecho a una descarga digital; una aportación de 15 EUROS nos daría derecho a la descarga digital, el disco físico y a una camiseta del grupo; y así, sucesivamente, hasta llegar a una aportación máxima que nos podría permitir, incluso, disfrutar del grupo en un concierto privado y exclusivo. Además, si el proyecto no consigue reunir el dinero en ese plazo pactado, la aportación no se hará efectiva.

A nivel mundial, el caso de Pebble quizá es el más llamativo. Se trata de un reloj compatible con tecnología Apple y Android. Es un producto que reúne todos los requisitos para triunfar: novedoso, llega fácil al público, múltiples utilidades,... En un principio, sus creadores se habían propuesto como objetivo recaudar 100.000 dólares americanos y el resultado fue un éxito sin precedentes. Su recaudación final fue de más de 10 millones de dólares. Se prevé que las 85.000 primeras unidades del producto comiencen a llegar a sus destinatarios próximamente, con lo que el proyecto no está totalmente realizado pero parece ser que el éxito está asegurado.

Y, después de lo visto, podríamos preguntarnos: ¿Dónde está el truco?. Pues bien, vayamos a la web de referencia,  www.kickstarter.com y leamos. Lo más sorprendente es que la plataforma se lava completamente las manos en el aspecto del cumplimiento del compromiso de realización del proyecto, es decir, es el mecenas el que tiene que asegurarse de que el proyecto “es de fiar”. La plataforma, se limita a hacer recomendaciones y sugerencias para no ser víctimas de un posible timo o engaño (consultas a web del artista, búsqueda de información vía Internet,...) pero siempre recalcando que son simples intermediarios. Kickstarter, obliga a los artistas a firmar un compromiso de realización del proyecto para dar cobertura a sus mecenas y proporcionar una herramienta en caso de que deba hacerse una reclamación vía judicial, pero sin garantías reales de que esto pueda ser realmente útil. No obstante, parece ser que estos últimos meses han estado trabajando para mejorar este tipo de problemas, solicitando más información a los creadores acerca de sus proyectos.

Con todo lo dicho anteriormente, nos encontramos con un arma de doble filo. Usada correctamente tenemos un potente instrumento de financiación pero, quizá, es un campo tan novedoso en Internet que necesite aún ciertas modificaciones. Por ejemplo, ¿alguien se ha parado a pensar lo fácil que sería plagiar alguna idea de un proyecto que no se haya llevado a cabo?, o ¿qué pasa con todos esos proyectos que, en un principio, no llegaban a triunfar pero que con el paso del tiempo se convertían en éxitos?. ¿Es esta, realmente, una “selección natural” de proyectos exitosos?. ¿No habrá detrás de muchos de estos proyectos grupos interesados en sondear el mercado con el fin de conocer preferencias de consumidores?.

Problemas aparte, creo que bienvenida sea la financiación, cualquiera que sea, y que posiblemente estemos ante la salvación económica de gran cantidad de proyectos que, de otro modo, no podrían llevarse a cabo.







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